Para entender la Posmodernidad, habrá que entender antes la etapa que le antecede. La Modernidad es un proceso histórico en el que se plantea que la sociedad, la humanidad, se dirige hacia el futuro; que cada vez será mejor gracias al progreso que es lineal y ascendente. Está abierta a lo nuevo para llegar a una etapa superior. Emancipación. Niega los valores del pasado y da preeminencia al futuro. Sin embargo, el proyecto de Modernidad fracasó y ha sido destruido, liquidado. Sobreviene la desilusión y un cambio radical de pensamiento en las condiciones de vida o existencia que siguen a la etapa de la Modernidad. Dice Kant que la ilusión se paga con el precio del terror; y Rorty comenta que la historia del hombre ha sido una historia de horror. La Posmodernidad es una reacción, es el desencanto.
La Posmodernidad se caracteriza por cambios que se dan a una velocidad vertiginosa, por lo que el presente resulta imposible de aprehender. La Posmodernidad es una serie de proposiciones, valores o actitudes sobre todo de escepticismo: todo es puesto en duda, todo es cuestionable, y por esto mismo, todo es posible. La crítica posmoderna considera al lenguaje como único modelo de conocimiento y de legitimación. Discute y comenta ideas y no hechos. Su discurso evita plantearse la necesidad de soluciones, desconoce las utopías o metarrelatos y rechaza lo universal, lo general y lo abstracto. Actitud de escepticismo intelectual, a la que Derrida llama “deconstrucción” y Rorty “conversación neo-pragmática”. Una actitud posmoderna consistiría en tomar la resolución de deshacernos del prejuicio de que hay cosas tales como posturas y argumentos filosóficos y de que éstos tienen sentido. Se vuelve irrelevante todo avance en la metodología crítica, una vez que se ha dejado de lado la ilusión de que hay argumentos correctos y juicios verdaderos.
Artísticamente, la posmodernidad se basa en la no vigencia de los cánones de la modernidad. Por lo tanto, el movimiento artístico denominado posmodernismo, desconoce el valor de las reglas artísticas, rechaza el concepto de universalidad, si el arte moderno negaba el valor del pasado, el posmoderno vuelve su vista hacia él y mezcla elementos de distintas épocas, culturas y autores; celebra la trivialidad, lo popular y la cultura de masas. Todo gira en torno a la narración; es decir, se relaciona con el lenguaje, por lo tanto con la escritura, con cuya invención dio principio la historia. Y las narraciones son legítimas dependiendo de la autoridad que tenga el narrador. Pero también hay veces que la autoridad de quien dice una frase resulta del sentido de la frase. La historia corre el riesgo de encerrarse en un círculo vicioso, y al mismo tiempo, la legitimidad está asegurada por la potencia del dispositivo narrativo. El relato es la autoridad en sí misma. Se refuerzan las legitimaciones locales y se disipa el horizonte de emancipación. La desigualdad se agrava y las diferencias culturales son alentadas para utilizarse como mercancías turísticas y hasta artísticas también.
Ante esta situación, dice Lyotard, “no queda otra cosa que resistirse al desfallecimiento”. ¿Habrá alguien que quiera hacerlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario