domingo, 21 de junio de 2009

UNA COSA HORROROSA


Walter  Zimmerman      Succor, 1994.

Vidrio y técnicas mixtas, 62 x 48 x 60 in.

 

 

 

 

No es naturaleza. Luce artificial y orgánico al mismo tiempo. Sólido, ¿líquido?, viscoso.  Feo, horrible…sucio, obscuro. ¿Qué es?  No es un monstruo, no es un monumento. No es una escultura. No es arte.

 

 

Un objeto antes de convertirse en arte, es “cosa”. 

Luego vienen las palabras:

 

La palabra “arte” es como un verbo: como correr, navegar, mirar, respirar, comer. La palabra “hacer” se define por la acción.  En esa acción se descubren las posibilidades del arte.  No en el objeto fijo, acabado, resultado; sino en lo que sucedió infinitamente antes.  Ese objeto final debe ser la calma del gesto contenido, de los gestos anteriores que llevaron a su realización.[1]

 

La pieza de Walter Zimmerman pareciera crecer de manera monstruosa.  Incorpora el vidrio soplado, pero no hay nada de refinado ni decorativo en estas formas.  Más bien obliga al vidrio, forzando su superficie hasta estrellarse, fisurarse y burbujear.  Usa objetos encontrados, pero trata cada trozo de detrito, con el cuidado y precisión con el que trataría un joyero sus diamantes.  Tal vez es en esta actitud, donde empieza la belleza.

Utiliza también cables y componentes electrónicos, los focos y los ductos sugieren comunicación, pero nada funciona: los dispositivos están bloqueados o rotos y la corriente interrumpida.  En resumen, esta pieza está cargada con metáforas.  El impacto es de vulnerabilidad, pérdida, nostalgia, obsesión y terror y aquí ya hay algo de sublime: decir sin decir, hacer ver en la medida en que se prohíbe ver, evidenciar sin representar, procurar placer dando pena….eso es lo sublime.

A la edad de 10 años Zimmerman fue llevado a un orfanato junto con sus tres hermanos menores.  Eso y su encuentro con el Pittsburgh´s Carnegie Museum marcaron su vida.

            No obstante, lo que hace que el trabajo de Zimmerman vaya más allá de lo meramente personal, es su profundidad y rigor intelectual           así como su atrevimiento en la forma de trabajar el vidrio soplado, que sin duda refleja su habilidad para ir por la vida al borde del precipicio.

            Sherry Chayat nos cuenta, a partir de una entrevista que le hizo, que siempre empieza una pieza de la manera usual, agregando capas de vidrio a la burbuja que se va formando en el extremo del tubo para soplar.[2]  Dice él que el proceso de inicio es muy demandante.  Maneja el vidrio como si fuera un bebé precioso,  y luego empieza el abuso.  Sopla el último pedazo de vidrio, lo toma y lo rueda sobre una cama de basuras- residuos de procesos de raspado, lijado y pulido.  Lo echa caliente a una cubeta de agua, lo que hace que se estrelle en la parte de afuera.  Luego lo vuelve a calentar para que se funda un poco y se formen burbujas en la superficie.  Al irse poniendo más y más opaco y quitársele el brillo, va brotando todo lo que tiene que salir.  “Es un proceso espeluznante, por las variaciones de temperatura en los diferentes puntos de la pieza.  Pero si se rompe, solo la vuelvo a pegar.  Mi trabajo no tiene que ver con la perfección.”[3]

            Hay un paralelismo entre la vida del vidrio y la vida de una persona.  ¿Qué pasa cuando ocurre una desgracia? ¿Qué pasa con las personas que son del color equivocado, de la forma equivocada, de la sexualidad equivocada, de la talla equivocada, del nivel económico equivocado? ¿Qué pasa cuando todas estas cosas afectan este vidrio?

            Succor significa auxilio, ayuda, apoyo en tiempos de dificultad y desolación.  Succor es monstruo y víctima que replica sin fin unas vainas pegadas a tubos de metal y unidos en su otro extremo a lo que sería la tapa de un radiador viejo.  Succor avanza hacia nosotros desde el muro donde cuelga de tres trozos de tubería.  Una vaina forrada de plástico -para evitar que los pedazos acaben de explotar-, añade al conjunto una nota de ansiedad.  “Me siento más íntimo con cosas que están dañadas” dice Zimmerman. 

         Las imperfecciones, las infracciones al gusto, la fealdad, lo retorcido tienen su parte en el efecto de lo aprehensivo. Lo sublime no imita la naturaleza, más bien crea un mundo paralelo.  Por ser informe, oscuro, el sentimiento de lo sublime es indeterminado, éste es un placer mezclado con lo doloroso, un placer que proviene del pesar.

            A veces, una pieza puede iniciar con un objeto encontrado, o por un incidente inesperado. Luego empieza a desenvolverse, a evolucionar. Lo más trivial se quema y se va. Es un proceso indirecto, que cuando se lleva a cabo, resuena en un nivel metafórico.  Estando ante ella, se leen muchos mitos y cuentos de hadas.  Piezas como esta alimentan ese nivel subverbal.  Después de esto, ¿sigue siendo Succo una cosa horrorosa?

 


[1] Orozco, Gabriel, Cuaderno de trabajo II, p. 106, 28 de octubre de 1992, Apuntes sobre Extensión del reflejo.

[2] Harper, Glenn y Moyer, Twylene, A Sculpture Reader: Contemporary Sculpture Since 1980, Internacional Sculpture Center, 2006, China, p. 127.

[3] Ibíd., p.127.

¿QUÉ ES LO QUE LE DA A UNA OBRA DE ARTE UN VALOR OBJETIVO?


¿Juicios de valor? Una obra de arte no es ni “buena” ni “mala”. El bien y el mal tienen que ver con la ética y con la moral, no con el arte.

¿Criterios objetivos para juzgar una obra, desde la perspectiva del arte? Si existiesen, sería lo mismo que conocer la “receta” para crearla.

Ha sido común analizar el arte como un fenómeno cuya inteligibilidad está dada únicamente por el estudio de sus elementos formales. Esta posición ha generado diversas teorías que consideran al arte como algo cerrado en sí mismo, desvinculado de sus orígenes como de sus intenciones, autónomo, sin la necesidad de retroalimentarse de otros campos del saber. Arte por el arte, arte desinteresado, juicios solamente estéticos, la belleza nunca puesta en duda, estructura del arte, son algunos de los enunciados que generó y que en ocasiones la definen. Frente a ella, una corriente más reciente piensa que el contexto social y psicológico en que se desenvuelve el arte es esencial para comprenderlo. La postura actual, en contraste a la tradicional, rechaza las nociones de la unicidad, de la propia invención del ‘yo’ y de la interioridad y se apoya en un modelo propuesto por Lacant que más bien describe al ‘yo’ como un calidoscopio; es decir, una colección de superficies que reflejan y son coloreadas por el entorno.

¿Quién avala, valida, legitima, evalúa, pondera o califica una obra de arte? Tendría que ser un conocedor: alguien que se haya educado para obtener conocimientos y además tenga talento y autoridad para opinar….sin embargo, la manera de ejercer este poder o autoridad, al parecer también está determinada.

Pierre Bourdieu (1930-2002) establece importantes conexiones entre los juicios estéticos y las posiciones en el espacio social.

Haciendo uso de la investigación, demuestra cómo la clase social tiende a determinar los gustos e intereses de las personas, y cómo las distinciones basadas en la clase social se refuerzan cada día.

Bourdieu ha estudiado también la manera en que se ejercita el poder, y ha llegado a la conclusión de que el poder está en todas las actividades y prácticas del ser humano, incluyendo el arte, y según Gilles Deleuze “el poder se deriva de disposiciones, maniobras, tácticas, técnicas, funcionamientos; se ejerce más que se posee, no es el privilegio adquirido o conservado de una clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas”. El poder y las relaciones de tensión o de fuerza son necesarias en la sociedad.

Si observamos el comportamiento y la dinámica del arte dentro de la sociedad actual, podremos apreciar con claridad la pertinencia de las teorías de Bourdieu con respecto a este tema; sobre todo en lo que respecta al arte como una actividad determinada por la sociedad, el bluff, el status, el “gusto”, la búsqueda de la distinción, el poder, y el mercado.

Todos sabemos que el arte contemporáneo es tal vez el mercado de lujo más exclusivo, y su comercio lo disfruta una pequeña élite de creyentes a precios imaginarios.

El mercado cultural bebe de las fuentes del mercado en general. Además los marchantes, los profesionales del mercado internacional del arte y las multinacionales del arte, aumentan su poder con colecciones particu­lares que, generalmente, están orientadas a controlar el valor del arte, aunque por lo gene­ral un colec­cionista bueno sabe combinar la habilidad para los negocios con el “gusto” por el arte, y aquí es pertinente mencionar otro postulado importantísimo de Bourdieu, el cual se refiere a lo “otro”, a lo de “afuera”, a ese “otro gusto”, es decir, al que es diferente al propio y que provoca actitudes de “disgusto”, de discriminación y menosprecio: “La intolerancia estética tiene violencias terribles. La aversión por los estilos de vida diferentes es, sin lugar a dudas, una de las barreras más fuertes entre las clases …[ ] Y lo más intolerable para los que se creen poseedores del gusto legítimo es, por encima de todo, la sacrílega reunión de aquellos gustos que el buen gusto ordena separar.” (BORDIEU, Pierre, La distinción: criterios y bases sociales del gusto, trad. María del Carmen Ruiz de Elvira, Madrid, Taurus, 1988, p. 54).

Bourdieu fue un ávido activista político y un firme y constante oponente de las formas modernas de globalización. Pierre Bourdieu veía a la sociología como un arma contra la opresión social y la injusticia.

El arte no es para todos. El arte es elitista. Tal vez esa es la razón por la que el sociólogo francés denunció que la sociología y el arte no se llevan bien juntos. Sumergiéndonos en su teoría donde “nada escapa a lo social” el arte no es sino una de las tantas actividades que se dan en la sociedad; está determinado para el juego social y por lo tanto, es en ocasiones víctima supeditada al poder y muchas otras el agente que lo ejerce aunque las más de las veces, es una poderosa herramienta, instrumento o estrategia que sirve a intereses de grupos o personas que desean, buscan y obtienen, aunque sea por un momento “la distinción”.

¿Qué es lo que le da a una obra de arte un valor objetivo? En mi opinión personal, una obra puede ser calificada por su calidad, su buena factura, su carácter innovador, su contenido y su influencia; es decir, su alcance…su dimensión. Si además llegase a ser un hito, a marcar un antes y un después, estaríamos ante una “obra maestra”.


Fuentes de consulta

1) ALISAL Sánchez del, Eloísa, publicado en el boletín GC: Gestión Cultural No. 12: Mercado del Arte Contemporáneo, junio de 2005. ISSN: 1697-073X, Valladolid, España.

2) ARBELÁEZ Tobón, Octavio, entrevistado por Andrés Muñoz Andrade, publicado en mensual.prensa.com, febrero de 2001.

3) BORDIEU, Pierre, La distinción: criterios y bases sociales del gusto, trad. María del Carmen Ruiz de Elvira, Madrid, Taurus, 1988.

4) KAUFMAN, Jason Edgard, Jumex Collection to open second huge gallery in Mexico City, publicado en The Art Newspaper, octubre 27, 2005, New York.

5) MARTIN Martín, Jesús Ángel, publicado en el boletín GC: Gestión Cultural No. 12: Mercado del Arte Contemporáneo, junio de 2005. ISSN: 1697-073X, Valladolid, España.

ARTE POVERA.- El arte de Jannis Kounellis

 ARTE POVERA

El arte de Jannis Kounellis y su papel en el Modernismo

 

 

                                                                                                         El mundo es como es porque estamos nosotros para entenderlo.

 

                                   Jannis Kounellis

 

 

¿Qué es el Arte Povera?

 

            En septiembre de 1967, en la galería Bertesca, los italianos fueron testigos – atónitos y perplejos – de un evento llamado “Arte povera IM spazio”. 

El evento organizado y presentado por el crítico de arte Germano Celant, muestra los trabajos (que muchos dudan en llamar arte) de una nueva generación de artistas.  La creación artística es disociada de la idea de cultura.  La exhibición es acompañada por el manifiesto de Celant.  Es el certificado o acta de nacimiento de este movimiento avant-garde, que no esconde su afinidad con el Neodadaismo Americano y el Nuevo Realismo Francés.

            Simplificando el análisis, Arte Povera (arte pobre) quiere elevar lo banal al estatus de arte.  Su culto por la pobreza se convierte en el criterio absoluto.  Su logo es la pobreza de materiales, significados y efectos.  Como dice Celant, es una praxis artística y existencial cuyo lenguaje está diseñado para remover, eliminar, degradar las cosas al mínimo y empobrecer los signos, reduciéndolos a arquetipos.  Agrega Celant,  “Las convenciones iconográficas se cancelan y también los lenguajes simbólicos y tradicionales.” Los amantes del arte están sorprendidos.  Cinco italianos – Alighiero Boetti, Luciano Fabro, Pino Pascali, Paolini, Prini – y un griego, Jannis Kounellis, son los proveedores de este innovador movimiento.

            Usan una mitología personal compartiendo el conocimiento universal a través de gestos y actos gratuitos en ocasiones difíciles de explicar.  El Arte Povera basa su acción en el entorno y solicita la participación del espectador.  Las demostraciones se organizan con objetos hechos de materiales orgánicos.  En un cambio perpetuo, refuerzan el carácter inestable de la intuición.  La subjetividad individual y el inconsciente colectivo son ambos subordinados a la objetividad histórica del objeto en una situación compleja cuya única meta es poner en problemas los pensamientos y la contemplación del espectador.

            La creación debe ser efímera (opuestamente a los bienes de consumo) y rechaza la asimilación del arte como producto.  Estos principios estéticos involucran el ridículo y la parodia basada en metáforas. Cuando quieren evocar la tierra y el agua, las toman directamente del mundo natural y las ponen literalmente en la escultura.  Los artículos cotidianos adquieren un lenguaje autónomo.  Kounellis, introduce elementos naturales tales como el carbón.  En su pieza sin título, por todos conocida como Daisy with fire (Margarita con fuego), lo utiliza para un propósito distinto al que tiene en la naturaleza. Lo utiliza para hacer el fuego de la flor, para recrear un paisaje en donde el fuego y el carbón se mezclan en una dialéctica de símbolos basada en los materiales como un modo de existir.  Mario Merz no participa en la exhibición, pero no se puede hablar de Arte Povera sin mencionar al pintor de Milán que en ese momento tenía 32 años.  Sus investigaciones son paralelas al movimiento.  Es considerado como uno de sus inventores.

            Debido a que la realidad plástica debe reflejar la realidad visual, un inventario de accesorios, gestos, imágenes y hechos se vuelve un lugar común por la repetición, para exponer el artificio y el carácter arbitrario del lenguaje intelectual del arte, que desde luego es considerado como meramente especulativo.  Esto es lo que Paolini parece decir con su “pintura de pintura”, una suerte de escenario teatral donde la imagen cobra vida y requiere de la presencia del objeto y del sujeto.  Fabro y Prini van más lejos; recrean un ambiente de su vida.  El público se hace conjeturas sobre el futuro de tales manifestaciones.

 

 

Elevando la banalidad a la estatura de arte

 

            El Arte Povera fue parte también de un fenómeno internacional mucho más amplio donde se ubicaban el Land Art y el Conceptual Art.

            El trabajo del grupo de Arte Povera es efímero, y demanda la participación del espectador, la cual refuerza la mutación interminable de las obras.  La mofa, la parodia y la metáfora se agregan a la inesperada cualidad del proceso artístico.  Boetti, por ejemplo, favoreció al cuerpo humano.  Multilicando sus gestos, acumuló signos que son las múltiples percepciones del espacio que lo rodea.  En el trabajo de Pascali y Kounellis, en contraste, la presencia física se logra tomándola prestada de la naturaleza, específicamente elementos como tierra, fuego y agua.  En cuanto a Merz, por varios años ha ido actualizando sus reflexiones utilizando el tema del igloo.

            Turín y Roma son los dos centros en los que se realizan estas investigaciones, pero el movimiento se dispersa rápidamente más alla de Italia.  Se montan exposiciones de Arte Povera en New York, en las Galerías Castelli y Sonnabend y después en museos internacionales y exhibiciones tales como la Documenta Kassel de 1968, el Kunsthalle en Berna en 1969, y en la Bienal de París de 1970.

 

           

 

 

 

 

El arte de Jannis Kounellis

 

                        Pireo es el puerto principal de acceso.  La partida se respira desde sus cafés a la orilla del agua y calles aglomeradas donde los muchahos apresuran a los pasajeros al barco.  Huele a café y a diesel y a gasolina quemada.  Es una ciudad bella a su manera y casi tan antigua             como Atenas, aunque no recibe – y merece – el crédito cultural que tiene Atenas.  Desde el punto de vista de Atenas, es un vecindario un tanto deprimido para crecer en él.  Desde la perspectiva mundial, es un puerto poderoso desde donde puede llegarse cualquier día a cualquier punto en el Mediterráneo,  y a muchos lugares más distantes.  Pero el Pireo no se considera un tributario de Atenas o una puerta de entrada al mundo.  Es sólo él mismo, el principal puerto de acceso, con aroma de café, bolsas de limones de las islas y gasolina.  Fue aquí donde nació Jannis Kounellis en 1936 a la sombra inminente de la guerra.

 

            La guerra fue un elemento importante en la vida temprana de Jannis Kounnelis.  Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, él tenía diez años, pero la guerra civili continuó y se resolvió hasta que él tenía veinte.  Esto dejó una huella fundamental en la personalidad de Kounellis, en su visión de la vida y en su arte. 

            Kounellis salió de Grecia en 1956.  Siempre ha remarcado, “soy una persona griega, pero un artista italiano”.  Cuando llegó a Roma con su esposa Efi, ambos se inscribieron en la Academia di Belle Arti en la Via di Ripetta, cerca de la Piazza del Popolo, la plaza donde se centraba la pequeña escena Romana de arte contemporáneo.  L´informel era el estilo pictórico predominante del momento, asociado principalmente con Jackson Pollock en Estados Unidos y George Mathieu en Francia; no tenía raíces italianas y era percibido como un tipo de fuerza colonizadora a la que había que resistirse.

            En ese momento de la historia cultural de Italia es cuando nace Kounellis hacia una nueva identidad histórica.  En las bellas artes este era el momento de Lucio Fontana y Alberto Burri, cada uno de los cuales representaban una fuerza Modernista Italiana no cooptada dentro  del establishment Franco-Americano de l´informel.

            Dos tendencias del Modernismo fluían juntas en este momento y mezclaban sus corrientes.  Había un Modernismo trascendental representado por Malevich y otros cuyo interés era acercarse a lo Sublime y lo Absoluto a través del arte; y un Modernismo crítico representado por Duchamp y otros cuya meta era desmitificar la actividad artística y regresar su forma al plano de la existencia terrenal.  Ambos influenciaron el arte italiano a finales de los 1950s, pero el Modernismo trascendental de Malevich fue de alguna manera dominante. Había una ambivalencia en la actitud de Malevich con respecto a la historia.  Por un lado postulaba un esfuerzo consciente al servicio del concepto de progreso, pero por el otro, veñia que el progreso se alejaba del mundo de las realidades sociopolíticas. “La ascención del arte no-objetivo a las alturas es ardua y dolorosa…Los contornos del mundo objetivo se desvanecen más y más y así sigue, paso a paso, hasta que finalmente el mundo se llega a perder de vista .”[1]  Malevich asumió el mito de que la historia del arte occidental, habiendo dominado la naturaleza a través de la representación, era la siguiente, a través de la no-objetividad, de dominar lo Sublime y loAbsoluto.  Esto era concebido como una esecie de progreso histórico, una realización de la idea Hegeliana del destino de la civilización occidental; pero al mismo tiempo era antihistórica porque conducía lejos del mundo de las formas, siendo que es únicamente avant-garde Constructivista Europeo y fue básico para el ambiente en el que Kounellis se desarrolló, y ha permanecido en cierto grado como parte de su trabajo hasta la fecha.

            Lucio Fontana (1899-1968) era el ejemplo vivo más electrizante de los jóvenes artistas italianos a finales de los 1950s. Él encarnaba esta contradicción entre la implicación histórica y la intención trascendental de manera cristalina, presentando la idea de progreso hacia lo Sublime en términos tecnológicos y por lo tanto, concretamente históricos.  Fontana, el más grande representante italiano del avant-garde Malevichiano internacional que dominó el arte europeo de finales de los 1950s y los 1960s, fue parte del intento de escapar del Expresionismo de l´informel.  Una consecuencia de este intento fue que la pintura daría lugar a un tiempo para la escultura.  Fontana fue de los primeros en esculturizar sus pinturas; sus trabajos llamados buchi, o perforaciones, empezaron en 1949.  Eran lienzos monocromos perforados.  Luego siguieron los famosos navajazos en 1959.  En el mismo período incorporó otros objetos al cuadro: piedras, vidrios, fragmentos de tela, trozos de cerámica.  Su atención cambiaba de la superficie al espacio y a los objetos reales en el espacio.  Malevich había escrito en 1917: “El artista (el pintor) ya no está limitado al lienzo (al plano de la pintura) y puede transferir sus composiciones del lienzo al espacio.”[2]  En 1965, haciendo eco de Malevich, Fontana escribió:  “No quiero hacer una pintura: quiero abrir el espacio…¿Qué debo hacer para ir más allá?” Se preguntaba, refiriéndose a más allá de la pintura tanto como a más allá del mundo de la forma. “Hago un agujero en el lienzo y entra el infinito…”[3] El objeto tenía que ser concebido no tanto como contenido o encerrado por y en el espacio, sino como un instrumento para abrir el espacio, para apuntar hacia el espacio mismo.  Esto se convirtió en el proyecto básico para los artista italianos de la generación de Kounellis, y para Kounellis mismo.  Alberto Burri (n.1915) fue otra de sus grandes influencias.  El uso de arpillas por parte de Burri, es repetido por Kounellis en su trabajo, en parte como homenaje; y Burri, con el uso del collage, se relaciona con el impulso de Fontana de convertir la pintura en escultura y puede ser visto también como predecesor de la instalación, en la que los materiales son seleccionados y combinados dentro de un espacio.

            Las influencias americanas de ese momento parecían ser menos maléficas que las francesas, no solo por la distancia, sino porque surgieron de una sociedad colonizada.  Jackson Pollock (1912-1956) fue especialmente influyente.  El punto importante que Pollock aportó fue su infinita expansión del espacio, sl “sentido épico”, como Kounellis lo llama, de su espacio.  Franz Kline (1910-1962) tuvo un potente impacto por un sentido épico similar en su tratamiento del espacio.  Pollock y Kline, por supuesto, representaban l´informel, pero también representaban la caída de la Escuela de París, y era l´informel de la Escuela de París lo que precisamente era percibido por los jóvenes artistas italianos como el enemigo.  En la Piazza del Popolo, donde los artistas se juntaban (y así lo han hecho por un siglo), la Escuela de París era vista como opresora.  A la sombra de la Academia Francesa, algo italiano se vislumbraba, y también algo que era internacional sin ser específicamente francés, o más tarde, específicamente americano.  La búsqueda se trataba de ir en finas etapas, paso por paso de la pintura a la escultura a la instalación.

            En los 1950s, la pintura se encontraba en su máxima estatura como declaración ética.  La idea propuesta por teóricos formalistas como Clive Bell – de que el arte era necesariamente bueno éticamente – parecía aplicar a la pintura más que a todo.  Pero a finales de los 1950s, este sentimiento empezó a cambiar.  La pintura empezó a adquirir asociaciones éticas negativas en el sentido de que estaba divorciada – tal vez hasta opuesta – a la vida real; su cualidad plana la sostenía a la pared fuera de del fluir de las cosas.  Aun la pintura abstracta era considerada como representacional, de manera diagramática más que ilusionista, y era vista con el oprobio con que Platón la veía – como una imitación de lo real más que lo real en sí mismo.  El borde ético empezó a voltear hacia la escultura. La escultura, a diferencia de la pintura, no postulaba una ilusión de otro espacio sino que ocupaba el espacio real del espectador; era un objeto real en el espacio, no una mera superficie donde se representaban objetos.  Forzaba una cierta clase de participación del observador aún cuando no fuera más que caminar alrededor de ella.  Fuera del giro hacia la escultura, aparecieron los Happenings, Performance Art (inicialmente llamado esculturas vivientes), y la instalación.  Dos artistas europeso que enfrentaron este problema mientras Kounellis estaba en la escuela de arte – y quienes sirven de indicadores para ubicar a Kounellis - son Yves Klein y Piero Manzoni.

            Klein (1928-1962) un Constructivista trascendentalista de tendencia mística y eternizante, presentaba el Modernismo envuelto en el ropaje ritual del pasado.  Su reducción de la pintura a monocromos, así como su uso del fuego, oro, pigmento, objetos encontrados y su propio cuerpo – y su mezcla de pintura, escultura, instalación y performance – tuvieron un pronunciado efecto en el arte europeo en general.  Incluso, los artistas italianos se alejaron de algun modo de su perspectiva metafísica de la historia y de su ritualismo antiguo, que parecía preocupado e involucrado por otro mundo más que por éste.

            Manzoni (1933-1963) fue impactado por el ejemplo de Klein pero al mismo tiempo, al parecer, repelido por él.  Habiendo visto la exposición de Klein en 1957, de pinturas monocromáticas idénticas, él respondió con sus acromáticas. Cuando Klein defendió la infinidad del color, Manzoni hizo líneas infinitas.  Su carrera se convirtió en una extraña parodia o inversión de Klein, corrigiendo el Modernismo trascendental de Klein por medio de una intencionalidad crítica y materialista.  Cuando Klein exhibió el oro del otro mundo, Manzoni exhibió la mierda de éste. La relación entre la obra de estos dos artistas es una de las situaciones que originaron el Arte Povera.  El trabajo de kounellis parece situarse entre el de Klein y el de Manzoni.  No siendo trascendentalista, utiliza el oro y el fuego, como lo hizo Klein y participa en una evocación poética extrema que sugiere un cierto tipo de simbolismo trascendentalista.  No es materialista, pero está enraizado en la historia y en la política real, como lo estaba Manzoni.  Como Klein, Kounellis creee en la tradición pero, a diferencia de Klein, cree en la tradición de los eventos humanos, no sobrenaturales.  Kounellis admira la incorporación de Klein de elementos de la cultura arcaica, tales como el azul de la heráldica medieval en su Modernismo, tanto como admira la incorporación que hace James Joyce de La Odisea en una obra Modernista.  Así como el trabajo de ellos, la obra de Kounellis involucra un contraste entre la fragmentación del presente con una aparente totalidad sugerida al incorporar materiales del pasado.  Como Manzoni, Kounellis ha permanecido más preocupado por el presente como presente; es decir, con la política y la búsqueda de un futuro.

            Los primeros trabajos de Kounellis, mientras era estudiante en la Academia, eran pinturas, pero pintura que ya contenía, instintivamente, un cierto número de estrategias para finalmente llevarla hacia la tercera dimensión y al espacio real.  En 1960, cuando todavía era estudiante, tuvo su primera exposición en la Galería La Tartaruga – la primera galería de arte contemporáneo en Roma, localizada en la Piazza del Popolo.   Siguieron otras más, y sus trabajos pronto fueron conocidos en toda Italia.  Su período de sólo pintura se extendió desde 1960 a 1966 – los años cruciales en los que el cambio en cuestión se estaba dando.

            Desde el principio Kounellis llamó a la mayoría de sus obras Sin título. Usualmente, la lista de materiales era lo que diferenciaba a unas de otras.

            En sus primeras exhibiciones, utilizaba letras hechas con stencil, para quitar el énfasis en el toque pictórico y el gusto.  En 1960 incorporó un letrero real de la calle – un elemento escultórico encontrado – en una pintura.  Pintó en papel periódico, introduciendo su marca estética en el mundo de la política y la sodiedad.  En general, una trayectoria lejana a la pintura era inherente en el desarrollo de las pinturas mismas.

            Para 1965, Kounellis sentía que un arte basado primordialmente en la pintura no podría ser mantenido con integridad en ese momento de la historia.  En dos años no hizo arte, sólo pensó.  Una ideología se desarrolló dentro de él y para entender su trabajo posterior, uno debe entender esta ideología a la que podemos aproximarnos a través de uno de los materiales que hizo a Kounellis utilizar – el oro.  Ambos, Klein y Kounellis usaron oro, una sustancia fuertemente ideológica como material artístico. En la iconografía general del arte moderno, este material se asocia usualmente con el mito de la edad de oro, o con algún sentido paralelo de anhelo del retorno o reconstitucion de un período pasado que es concebido como perfecto en comparación con el dañado presente.

            Europa, después de ls Segunda Guerra Mundial era una sociedad seriamente fragmentada.  Kounellis reflexionó, durante sus dos años de retiro del arte que el artista, si acepta la responsabilidad del proyecto Modernista, debe sobre todo darse cuenta que él o ella pertenecen a la historia.  El artista debe buscar la nueva medida en su trabajo sin fingir y sin pensamientos sobre-optimistas a los que el entusiasmo personal pudiera llevarlos.  Esa medida no es el resultado del genio individualista o de un solo individuo, porque la medida no es simplemente un acto de auto-expresión; es la base sobre la cual la sociedad se cohesionará y de la que una nueva síntesis surgirá.  El artista debe aceptar pacientemente la fragmentación, lidiar con el material, y permitir que el trabajo de éste gradualmente revele la medida del futuro, que yace perdido o escondido, todavía potencialmente, en los revueltos fragmentos del pasado.

            Esta ideología le parecía a Kounellis que necesitaba un arte que pudiera, al menos por un tiempo, basarse primordialmente en otras prácticas que no fueran la pintura.  Una vez creada una nueva síntesis, podría volverse a la pintura asumiéndola como una práctica redefinida. Pero la pintura, la principal herramienta artística de la vieja síntesis, no puede, desde el punto de vista de Kounellis, ser usada como el medio primordial para encontrar la nueva; está muy encumbrada con el pasado en un momento en el que hemos sido separados fuertemente del pasado por guerras globales y el prospecto real, no mítico del fin.  Desde 1965, Kounellis ha seguido pintando esporádicamente, a veces como parte de performance o instalaciones, pero no como el dentro principal de su trabajo.

            Por 1967-1968, exploró la transición de un arte centrado en la pintura a un arte centrado en la escultura y performance.  Exhibía sacos completos de arpilla colgados en la pared, atándolos al marco de metal de una cama, o apilándolos en el suelo.  En otros trabajos del mismo año, manojos de lana, un material que Manzoni había pegado a

lienzos negros, Kounellis los amarró en postes de madera, que luego fueron amarados formando como un marco, o recargados contra la pared.  Estos trabajos eran un intento literal de convertir la pintura, o una pintura específica, en un principio escultórico.  La inspiración central detrás de los postes con lana fueron las líneas casi verticales que dieron título a la pintura de Pollock Blue Poles, en la que Kounellis vió en una situación  bidimensional, el sentido del espacio épico que buscaba en las tres dimensiones de su propio trabajo.  Yendo más allá del uso de Manzoni de la lana, el homenaje de Kounellis a Pollock convirtió todo el espacio de la pintura en todo el espacio para la escultura.

            Otros aspectos a los que Kounellis se refiere son la “estructura” y la “sensibilidad”. La forma inorgánica, que para Kounellis es la estructura, es combinada con un elemento de presencia orgánica, que él llama sensibilidad.  A menudo encontramos un elemento vivo o que alguna vez estuvo vivo, sobre o adentro de un campo o marco de metal.  La situación es una alegoría de la presencia humana dentro de una estructura causal imlacable.  Un perico vivo (sensibilidad) sobre una percha fijada a una hoja de acero rectangular (estructura).  Una bola de algodón (sensibilidad) comprimida entre cuatro placas de acero (estructura).  En frente de ellos, una instalación de cactus (sensibilidad) creciendo a través de agujeros en las tapas de cajas de acero (estructura).

            Otro elemento que apareció en el políticamente tumultuoso final de los 1960s fue el uso del fuego como material.  El fuego siempre significa transformación.  Para Kounellis es un “castigo” en la visión medieval – un “castigo” que es precisamente el requisito para ser transformado en pos de la totalidad, fundiendo la parte en el todo.  Aunque otros lo han usado, Kounellis es preeminentemente el artista del fuego.

            Más tarde, el fuego entra en una extraña y profunda unión con trabajos que incluyen marcos metálicos de camas.  El marco de una cama individual, como un ataúd, es la medida de lo humano, hecha a la medida y proporción del cuerpo humano. Metafóricamente es la medida de la vida humana, ya que es el lugar  donde una persona es engendrada, nace, engendra y muere.

            La imagen fundamental de contención hizo su aparición en 1969, una puerta bloqueada con piedras.  Las puertas y ventanas tapiadas  se interpretan en un claro nivel literal.  Algunos críticos han dicho que son una protesta contra la galería que separa el arte de la vida.  Kounellis rechaza esta interpretación y también la de aislamiento y ostracismo.  Él sostiene el tema característico de la historia y la medida. 

 

 

 

 

           

                       La tensión claustrofóbica de las ventanas y puertas bloqueadas, la sensación de estar implacablemente encerrados en la caja de la propia circunstancia histórica, se relaciona con los trabajos que involucran la Cruz Latina Cristiana.  La cruz en la obra de Kounellis significa una actitud ante la historia.  Aunque no es cristiano creyente, la cruz es parte de su historia cultural y aparece en su trabajo como un elemento heredado que debe ser aceptado por alguien que se da cuenta que pertenece a la historia.

            La política del trabajo de Kounellis yace en su énfasis de los materiales y su constante señalamiento de la pérdida de la totalidad social y la necesidad de restablecerla dentro de la historia.  A mediados de los 1970s utilizó fragmentos de esculturas clásicas como partes de complejos escultóricos, combinándolos con uno o más motivos característicos, en trabajos que retienen un sentimiento clásico de simplicidad.  Utilizó también motivos musicales.

            Algunas analogías pueden ser extraídas entre el Arte Povera y el post-Minimalismo.  El Minimalismo surgio en América y el Arte Povera en Europa.  En América los artistas despojaron al arte de elementos decorativos y enfocaron la atención tanto en el material como en la forma.  El Arte Conceptual fue aún más lejos, despojándolo de los ultimos remanentes de estéticas formalistas.  La solución europea fue diferente.  Utilizaban materiales industriales, pero no eran el asunto central.  En el centro del Arte Povera hay una iconografía poética hace declaraciones sin el idealismo del arte formalista o el reduccionismo del Minimalismo.  El Arte Conceptual Anglo-Americano fue modelado de manera considerable por su reacción contra el formalismo.  El Arte Povera puede ser interpretado como un gesto más positivo, menos moldeado por la negación.

            El trabajo de Kounellis encarna las contradicciones básicas del Arte Povera.  Por un lado brilla con una cierta evocación poética que parece reclamar un estatus atemporal o arquetípico en la tradición, haciendo referencia a de Chirico, el Surrealismo, Simbolismo y hasta el romanticismo.  El oro y el fuego por ejemplo, son entidades elementales en cierto grado ahistóricas en sus implicaciones culturales.  Tradicionalmente representan un valor que trasciende las viscisitudes históricas y no es conformado ni destruído por ellas.  El trabajo de Kounellis expresa menos una estética visual que una poética visual.  Una contradicción similar surge de la intención alquimista.  Esa aproximación alquimista del arte es escencialmente trascendentalista:  involucra un deseo de escapar de la condición de mortal, la fantasía de la totalidad.  El uso de kounellis del oro, plomo y fuego, claramente implica una lectura alquímica, pero el artista rechaza tal lectura; como es presente, debe ser entendida, paradójicamente, como una alquimia humanística que no significa escapar de la historia sino celebrarla.

 

 

Comentarios personales

 

            Analizando los fundamentos y los orígenes del Arte Povera y la trayectoria de Jannis Kounellis, encontramos que las políticas del mundo del arte en general están divididas entre aquellos cuyo trabajo está informado por la consciencia histórica y social y aquellos cuyo trabajo, frecuentemente y muy deliberadamente evitan tal compromiso.  En el momento histórico que hemos estado revisando hay una profunda grieta, una real confrontación entre la consciencia fundamentada históricamente, que sería el Modernismo, y otra consciencia fundamentada antihistóricamente a la que podríamos llamar post-post-Modernismo.  Esta grieta se siente en el mundo de la cultura.  En Italia llevó a la confrontación a dos generaciones de artistas.  Los artistas del Arte Povera intentaban expresar contenidos políticos que incluían el estar en la historia y pertenecer a ella.  Su posición fue amenazada y estremecida por la así llamada Transvanguardia Italiana, un grupo de artistas más jóvenes que se presentaron ante el mundo como un evento conscientemente post-Moderno, mientras que el Arte Povera había sido conscientemente Modernista.  El concepto de Transvanguardia se basa en la creencia que la historia se acabó y que la ideología está muerta.  Estos artistas,  no fueron tocados por la guerra mundial y tal vez por eso no sintieron la necesidad de la reconstrucción.  Como en todas las épocas registradas en la historia del arte, cada movimiento o tendencia considera que el que le sigue está traicionando la seriedad del rol del artista y del proyecto al que ellos se dedicaron.  Los más nuevos, por el contrario, rechazan los intentos de los anteriores de forzarlos a respetar valores de una generación anterior. 

            Kounellis está convencido de que el artista debe jugar un papel social serio por medio de su arte.  En el caso de los artistas de la Transvanguardia, generación posterior a la suya, Kounellis piensa que el hecho de que el entusiasmo por su trabajo se haya centrado en Estados Unidos, un país donde no se ha experimentado la guerra diretamente, representa un deseo de escapar de la responsabilidad de la historia.  Parecería que rechazan el futuro regresando al pasado.

            Para Kounellis, la guerra, como nos lo indica el principio de la investigación, fue determinante para su vida, su ideología y su arte.  Para él, está el período anterior a las guerras mundiales y el período después de ellas.  Para él, ésta constituye una diferencia sociológica tan grande que es casi mítica o metafísica.  Su interés por el futuro y por el cambio que debe realizarse en el hombre y en la sociedad está siempre presente en su trabajo, aún en los momentos más poéticos.  El Arte Povera en general y el arte de Jannis Kounellis en paticular, surgió entre los conflictos políticos de los 1960s como una manifestación de estos mismos problemas.  En cierto sentido, su momento ha pasado, sin embargo sus investigaciones no han perdido validez.  El trabajo de Kounellis conjunta el sentimiento poético y el político en unos objetos de arte que son casi como textos filosóficos materializados.  En su obra, la  creatividad personal no se conflictúa ni se contrapone, como muy frecuentemente había ocurrido, con los intereses colectivos; por el contrario, me parece que su temática y la forma de tratarla puede ser comprendida y aceptada por todos. De alguna manera, Kounellis ha logrado reconciliar las contradicciones entre el Modernismo trascendental y el Modernismo crítico. 

            Obviamente ya no somos el centro de nada, como creíamos antaño, pero somos los únicos en el universo más cercano que podemos reflexionar y tratar de explicarnos lo que percibimos y cómo lo percibimos; esas percepciones las representamos a través de nuestras propias configuraciones, como hace Jannis Kounellis.  Tal vez esto convierte la realidad en una circularidad pura; es decir, en una inmensa, y para muchos de nosotros desesperante, tautología que no nos ayuda a resolver ni a llegar a nada, pero eso es lo que hay, pues desde pensadores como Wittgenstein sabemos que las contradicciones son las únicas proposiciones que sostienen nuestras vidas aunque nos pese,  ya que     en un sentido u otro son las únicas absolutamente ciertas.

 

            Algo que me parece importante destacar es que Jannis Kounellis además, ha evitado estacionarse en una misma línea; siempre sigue investigando, reflexionando, produciendo y de esta manera él, junto con otros artistas de su generación, han demostrado que los artistas tienen la habilidad de crear, de inventar vocabularios nuevos que son más que meras provocaciones o retos a lo anterior.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Ferrier, Jean-Louis, Art of the 20th Century, Éditions du Chêne-Hachette Livre, 1999, Turin, 1006 pp.

 

Malevich, Kasimir, The Non-Objective World, trad. L. Hilbersheimer, Chicago, 1959.

 

McEvilley, Thomas, Sculpture in the Age of Doubt, Allworth Press, New York, 1999, pp. 117- 145.

 

Moure, Gloria, Jannis Kounellis. Obras, escritos. 1958-2000, Ediciones Poligrafía, Barcelona, 2001.

 

 

 

 



[1] Malevich, Kasimir, The Non-Objective World, trad. L. Hilbersheimer, Chicago, 1959, p.88

[2] Malevich, Kasimir en Enrico Crispoli, Lucio Fontana, vol. I, Bruselas, 1974, p.7.

[3] Ibid., pp. 123-124

¿QUE ES EL ARTE?

Actualmente se afirma que lejos de ser producto de la genialidad, el arte es una actividad propia del ser humano como cualquier otra, sujeta al devenir del tiempo, como el hombre. 

 

El arte es considerado como un campo fundamental de conocimiento en tanto portador y productor de sentidos sociales y culturales que se expresan en distintos formatos simbólicos estéticamente comunicables, denominados lenguajes artísticos.

 

El arte es un proceso de abstracción que es llevado en nuestros días al extremo. Es un  lenguaje comprendido por quienes tienen acceso a los códigos. El arte rompe límites, pero ordena e institucionaliza con el fin de comunicar, para mostrarnos algo.

 

Es una experiencia, es un momento de encuentro entre la obra y el espectador, producido en el ámbito del intelecto o del espíritu aunque en ocasiones participen también los sentidos. Es activar un espacio entre el signo y el espectador.

 

El arte es un modo de expresión y de civilización.

El arte es un estado de cosas.

La obra de arte no es arte por como es, sino por cómo se le piensa.

El arte es una manera de hacer visible lo invisible.

 

Finalmente tendré que decir que la concepción que actualmente tenemos de arte, no sera válida para siempre. 

POSTMODERNISMO

Para entender la Posmodernidad, habrá que entender antes la etapa que le antecede. La Modernidad es un proceso histórico en el que se plantea que la sociedad, la humanidad, se dirige hacia el futuro; que cada vez será mejor gracias al progreso que es lineal y ascendente.  Está abierta a lo nuevo para llegar a una etapa superior. Emancipación. Niega los valores del pasado y da preeminencia al futuro.  Sin embargo, el proyecto de Modernidad fracasó y ha sido destruido, liquidado.  Sobreviene la desilusión y un cambio radical de pensamiento en las condiciones de vida o existencia que siguen a la etapa de la Modernidad. Dice Kant que la ilusión se paga con el precio del terror; y Rorty comenta que la historia del hombre ha sido una historia de horror. La Posmodernidad es una reacción, es el desencanto.

 

La Posmodernidad se caracteriza por cambios que se dan a una velocidad vertiginosa, por lo que el  presente resulta imposible de aprehender.  La Posmodernidad es una serie de proposiciones, valores o actitudes sobre todo de escepticismo: todo es puesto en duda, todo es cuestionable, y por esto mismo, todo es posible.  La crítica posmoderna considera al lenguaje como único modelo de conocimiento y de legitimación.  Discute y comenta ideas y no hechos. Su discurso evita plantearse la necesidad de soluciones, desconoce las utopías o metarrelatos y rechaza lo universal, lo general y lo abstracto. Actitud de escepticismo intelectual, a la que Derrida llama “deconstrucción” y Rorty “conversación neo-pragmática”.  Una actitud posmoderna consistiría en tomar la resolución de deshacernos del prejuicio de que hay cosas tales como posturas y argumentos filosóficos y de que éstos tienen sentido. Se vuelve irrelevante todo avance en la metodología crítica, una vez que se ha dejado de lado la ilusión de que hay argumentos correctos y juicios verdaderos.

 

Artísticamente, la posmodernidad se basa en la no vigencia de los cánones de la modernidad.  Por lo tanto, el movimiento artístico denominado posmodernismo, desconoce el valor de las reglas artísticas, rechaza el concepto de universalidad, si el arte moderno negaba el valor del pasado, el posmoderno vuelve su vista hacia él y mezcla elementos de distintas épocas, culturas y autores; celebra la trivialidad, lo popular y la cultura de masas. Todo gira en torno a la narración; es decir, se relaciona con el lenguaje, por lo tanto con la escritura, con cuya invención dio principio la historia.   Y las narraciones son legítimas dependiendo de la autoridad que tenga el narrador.  Pero también hay veces que la autoridad de quien dice una frase resulta del sentido de la frase.  La historia corre el riesgo de encerrarse en un círculo vicioso, y al mismo tiempo, la legitimidad está asegurada por la potencia del dispositivo narrativo.  El relato es la autoridad en sí misma.  Se refuerzan las legitimaciones locales y se disipa el horizonte de emancipación.  La desigualdad se agrava y las diferencias culturales son alentadas para utilizarse como mercancías turísticas y hasta artísticas también. 

 

Ante esta situación, dice Lyotard, “no queda otra cosa que resistirse al desfallecimiento”.  ¿Habrá alguien que quiera hacerlo?

 

XXIX Arte Joven

Arte Joven XXIX


Sería ilógico esperar reacciones muy distintas de jóvenes artistas que están

sometidos todos al mismo tipo de stress. En esta muestra vemos 60 piezas seleccionadas de

un total de mas de 1000; y la mayoría aunque cada quien a su modo, abordan el tema del

caos, el desencanto, la tristeza, la nostalgia, la violencia.


Curiosamente, ahora las piezas que llaman la atención son las que no tocan ese tema. Y

llaman la atención porque claramente se siente que no tienen nada que ver en una muestra

de Arte Joven del final de la primera década del siglo XXI en un país como éste.

Algunos quedan fuera

de contexto por

anacrónicos o por lo

aburrido que resulta mirarlos; pero otros, aún realizados con técnicas tradicionales llaman

la atención por frescos, auténticos y divertidos.

En la muestra se aprecia que en momentos como este, algunos eligen reflejar los hechos,

mientras otros optan por evadirlos.

Inspirados en el hecho de que algunas de las posturas, gestos o actitudes más influyentes y

perdurables en el arte y en la historia han sido planteados por

jóvenes en las primeras etapas de sus vidas, concursos como

éste son interesantes precisamente porque examinan la cultura

visual que cada generación

se va creando.

A veces pasa que quisieran

aparentar ser maduros,

parecerse a las estrellas

consagradas, cuando lo que

Ni posturas críticas o el

retablo de las maravillas

Oliver Esquivel

Manuela, Eva Christianne Vale

El coleccionista, Michelle Romo

Galaxia, Yollotl Manuel Gómez

Luna, Yollotl Manuel Gómez

Vía Láctea, Yollotl Manuel Gómez

Escupimos al cielo, ciclo natural del caos

Helena Garza

Modales carnívoros, Jessica Marilú Sánchez

se espera de ellos es justamente la frescura de sus

propuestas. Por otro lado, el ser joven no tiene ya el

cachét que tenía hasta hace una década, seguramente

gracias a la rutinaria costumbre de los dealers de buscar

talento entre puros artistas de veintitantos.

Se advierte que todos estos artistas tienen una relación

natural con los medios digitales, y son más sinceros que

irónicos; se aprecia un interés estético por reorganizar

materiales existentes, más que tratar de inventar con

basura.

Ninguno está tratando de inventar nuevas formas; están

investigando el mundo entero, no solo el mundo del

arte. Sus trabajos son menos sobre cómo afectamos al

tiempo y a las personas, que de cómo el tiempo y las

personas nos afectan a nosotros.

La poética de la sobrecarga, el color y la densidad.

Todos haciendo todo en todas partes al mismo tiempo.

Reminiscencias de Ensor o de Bosch.

Economías alternativas, transacciones, soñar despiertos.

100 mil dólares enviados por trabajadores

mexicanos en EU a Michoacán, Jesús Jiménez

Retórica, José Luis Viesca Rivas

Migración, Pavel Sánchez García

Parque flush, Naomi Rincón Gallardo

El Pan, Claudia Eugenia Islas

Algunos violan la proscripción académica que existe contra el placer visual.

La esencia conocida como lo sublime, ese murmullo fundamento de todo, ya no está en

Dios ni en la naturaleza ni en la abstracción. Estos artistas nos muestran que tal vez lo

sublime se haya movido hacia nosotros, que nosotros somos lo sublime; la vida, no el arte,

se ha vuelto tan real que es casi irreal.

Otro aspecto interesante qué

mencionar, es la designación

de jurados jóvenes con

habilidad para tirar nuevas

cartas sobre la mesa.

Puede ser que esto no sea el

anuncio de una nueva

libertad, sin embargo, el

concurso ha sido una mera

indicación de estudiantes que

han sabido aplicar sus

conocimientos.

México, DF, Carlos Francisco Farías

Paisaje I, Hanelly Selene Murillo

Frágil gravedad III y IV, Cassandra de Santiago

Se definen las corrientes estéticas actuales en torno a tres ideas de las cuales aquí hay

muestras: la supeditación de la vida a la economía, la trasgresión de normas establecidas; y

la percepción emocional del individuo.

Dos personajes de principios de siglo: el artista Víctor Hugo Pérez, el hombre

más feliz del mundo y Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, Dan

Montellano

Adiboots, Christian Orlando Reyes

Idea de hijo/idea de padre, Aldo Guerra Cota

Mis piezas favoritas:

Número 1, Ana Carolina Vargas Guzmán

Naranja transgénica, Edith Pons Morales

Además de un video impactante y desgarrador de José Francisco Rojas: México, la gran aventura.